jueves, 4 de marzo de 2010

CAMBIO DE HOTEL Y VISITA AL KREMLIN CON SERGEY

Solamente tenía una noche en el hotel Asia, por lo que a la mañana siguiente recogí con la intención de abandonarlo a las 11 horas para poder llegar a las 12 al Hostel Moscú en el centro mismo de la ciudad. Antes de irme, pregunté a la recepcionista por mi registro policial (en Rusia, cada vez que uno cambia de destino debe registrarse en la policía para que sepan dónde te encuentras). Resultó que todavía no tenía el registro y debía esperar dos horas hasta que llegara, así que permanecí en el hall del hotel escribiendo en el diario.

Nada más llegar el registro policial me marché al siguiente hotel del que tenía reservado dos noches. HM está en el lugar más céntrico posible de Moscú, junto a la calle Arbat, peatonal, de tiendas y cafés. Es un Youth Hostel pequeño y encantador regentado por un grupito de chicas jóvenes, guapas y a veces hasta simpáticas. Nada más llegar pensé que me debía quedar más noches en aquel lugar y pedí una tercera.
Después hablando con Martin, un holandés programador de páginas web y que reside en el hotel mientras trabaja y estudia en la universidad de Moscú, me dijo que en un viaje como el que hacía pasar tan poco tiempo en Moscú era un error, puesto que había muchas cosas que ver.
Después de acomodarme en el hostel, salí a dar un paseo por la calle Arbat y alrededores. Tenía hambre y aunque había quedado con Sergey, otro amigo de Christian, a las 19 horas, decidí comer algo y lo más a mano que tenía era el Ronald Mc de la calle Arbat. Por lo que veo, estos establecimientos están siempre a revosar en Moscú, quizás porque no hay mucha oferta de ese tipo (lo que hay es mucho puesto callejero, pero comerse la comida en la calle siempre echa para atrás). Nada más sentarme en una pequeña mesa para dos se sentó enfrente mía una mujer de mediana edad y comenzó a comer, en ningún momento dijo nada ni sonrió minimamente, un rasgo de muchos moscovitas (que no sé todavía si de todos los rusos en general). Terminé mi comida y me despedí amablemente de aquella mujer tan seca.
Volví al Hostel y a las siete salí de nuevo para encontrame con Sergey. Es un consultor que conoció a Christian cuando vivía en Suiza. Un tipo realmente agradable, en muchos sentidos parecido a Alexander. Me llevó paseando al Kremlin y a la catedral de Cristo el Salvador. Fue un agradable y no tan frío paseo en el que estuvimos contándonos nuestras vidas, más o menos. Finalmente me invitó a cenar. Como yo había comido no hacía mucho, me pedí una ensalada y una cerveza.
Antes de despedirnos, le di el regalo de parte de Christian y él se ofreció a quedar al día siguiente por la tarde para ayudarme a comprar el billete de tren a Irkustk. Yo le dije que había tiempo y que todavía no tenía claro qué día marchar, pero él insistió porque opinaba que exsistía la posibilidad de no encontrar plaza en el tren.

1 comentario:

  1. Qué bonito, todo...A este paso le das 2 vueltas al globo, para un poco ya...
    Por cierto si ibas a tener compañero de viaje podías haber avisado,el Sergey y el Alexander son la misma persona, SON IGUALITOS.

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