sábado, 21 de agosto de 2010

BENARÉS, AHORA LLAMADA VARANASI

Así pues el 17 de agosto arribamos con poco retraso a la milenaria y muy santa ciudad de Benarés.
Las dos chicas leridanas querían quedarse en la estación de tren para comprar los billetes para Kahurajo y adelantar así un trámite. Quedamos Robert y yo en encontrarnos con ellas en el Shanti Guesthouse o en el de al lado, junto al ghat de Manikarnika, en la zona norte del Benarés antiguo. Nunca volvimos a verlas.

martes, 17 de agosto de 2010

AGRA Y LA FOTOGENIA

El 14 de agosto cogí el tren que por la mañana, en algo más de tres horas, me llevó a Agra desde Nueva Delhi.
En el vagón hubo una pequeña discusión. Resulta que al otro lado del pasillo, ocupando dos asientos, un musulmán de gesto serio se negaba a ceder uno de ellos a su legítimo propietario, un japonés que había tenido la mala suerte de tocarle al lado. El tipo decía que esos dos eran suyos porque lo interpretaba como uno solo, como si fuera una cama en un tren nocturno. Como no atendía al japonés yo me uní a la discusión, pero el caradura no se daba por enterado. Tuvo que venir el revisor un rato después y explicarle lo mismo que nosotros argumentábamos: que por el día no hay camas. Finalmente el niponés pudo sentarse junto al fiel seguidor de Alá.

sábado, 14 de agosto de 2010

DELHI NO ES TAN HORRIBLE

Y llegué a Delhi, un lugar temido lárgamente porque todo el mundo me hablaba horrores de la capital de India. El autobus paró en un solar de Old Delhi que era una papilla de barro y basura perfectamente fundidos. Rechacé las nefastas ofertas de los taxistas, que me ofrecían llevar, por precios elevados, al hotel que ellos proponían. Gracias a Uri y Nati tenía una tarjeta de un hotel de Pahar Ganj, por lo que tenía claro a donde dirigirme, si bien no sabía si tendría sitio.

miércoles, 11 de agosto de 2010

EL TEMPLO DORADO

El día 9 de agosto, al día siguiente de la visita a la frontera hindo paquistaní y ya con una enorme colección de picaduras de mosquito en mi tren inferior, me fui a visitar el Templo Dorado. Como no llovía, pude pasear cómodamente por el lugar.

Amritsar es la capital y ciudad santa del Punjab, la tierra de los Sikhs, Sijs o tal como se debería pronunciar para el castellano parlante: Sikjs.

sábado, 7 de agosto de 2010

AMRITSAR Y LA FRONTERA INDO PAQUISTANÍ

El bicitaxi me dejó en las cercanías del Templo Dorado y hasta allí marché caminando terriblemente cargado con todas mis pertenencias. En las instalaciones del templo me acerqué a uno de los guardazapatos y pregunté por si me podían alojar. Un sikh me llevó a la zona de hospedería para extranjeros y me dijo que estaba un poco lleno pero que me podría quedar en el suelo. En su interior, envuelto en la penumbra, una larga fila de camas que pude intuir que estaban ocupadas por gente descansando. Al otro lado, pequeñas y también muy oscuras habitaciones, por supuesto ocupadas.
Busqué un trozo de suelo, pero no había. Estaba lleno de mochilas y lo único que quedaba libre era un estrechísimo sendero para avanzar por la estancia. El sikh me pidió que hiciera una donación. Le dije que se esperara a que al menos me acomodara, coño.

martes, 3 de agosto de 2010

DE LEH A MANALI, DE MANALI A AMRITSAR (A LO LOCO)

Permanecí un par de días más en Leh ya que el agradable clima del lugar me motivaba a apurar aún un poquito más la maravillosa tierra de Ladakh. En esos días trabajé intensamente en el blog e incluso pude hasta conectarme a internet, cosa que antes de marchar a las enseñanzas era casi imposible porque siempre estaba cortada la comunicación, que los cachemiros son unos intrigantes.

Me encontré por Leh a Sarah, la mujer que había conocido en Pokhara y que al igual que Alicia, encuentra más estimulante estar fuera de su tierra. Cené con ella mi última noche completa en Leh y le comenté que seguramente iría a las islas Andaman para desde allí saltar a Tailandia. Me dijo que igual nos volvíamos a encontrar en tan remoto archipiélago ¿me estaría persiguiendo? me pregunté.